.Aquella mañana de invierno, en la escuela de Numerolandia, todo el mundo se hallaba muy atareado preparando la cena de Nochebuena. Solamente Infinit, el ayudante del profesor Aristóteles, se durmió y llegó tarde a la cocina donde armó tal estropicio con su torpeza habitual que, avergonzado, decidió irse de la escuela. Con su ligero equipaje, caminando por el bosque en medio de una tormenta de nieve, descubrió un sendero que iba a llevarle a vivir la mayor aventura que jamás hubiera imaginado.
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