El joven Jesse James -«el Robin Hood de los montes Ozark»- ha muerto a manos de Bob Ford (John Carradine), que esperó a que Jesse le diera la espalda para dispararle. Incluso la gente del pueblo se escandaliza cuando Ford y su hermano (Charles Tannen) reciben el indulto del gobernador y el dinero de la recompensa en lugar de la soga del verdugo. Pero los Ford no se han librado todavía de otro peligro: el «envenenamiento por plomo». Desde las verdes colinas de Missouri hasta las escarpadas montañas rocosas, el implacable Frank James les pisa los talones. En aquella época de barbarie, no regía en el salvaje oeste más ley que la que imponían las armas.